10/7/15

Alguien te lo dijo?

La vida tiene muchas vueltas, tiene numerosos momentos que quisiéramos que fueran eternos, tiene pesadillas que parecen nunca acabar, tiene miles de seres que vienen y van en nuestros días. Hoy yo no sé qué momento estoy viviendo, estoy confundido y en mi cabeza dan vuelta, mil dudas.
La eternidad la soñé con vos, no tengas dudas; desde que pusiste un pie en mi vida, te recibí con muchos miedos, pero con la esperanza de que cambiarías mi rumbo, te acogí cerquita mío… te tuve, te disfruté, te soñé y te besé… Te hiciste un lugar en mi corazón y nadie pudo quitártelo, armaste tu nido y nunca más quise que te fueras. Cada segundo con vos era grandioso, tu presencia me daba fuerzas y tu cariño, vida… eras algo así como el amor.
Las pesadillas las soñé con vos, no tengas dudas; desde que llegaste a mi rutina, te concebí mi confianza, mi seguridad, mis deseos, mis miedos y hasta lo que no tenía, me desligué de mí, para ser de vos y ahí, ahí te me escapaste. No voy a hablar de tus actitudes, ni de esos momentos que me hacen mal recordar, prefiero callarlos y llevármelos a un lugar sin luz, opaco, donde nadie pueda verlos. Sería hipócrita si los obviara, toda relación soporta estos momentos, pero la nuestra no pudo. No tuvimos las armas para ganar esta guerra y menos, el valor para luchar por “lo nuestro”… ahí ahí te me escapaste… eras algo, eras reitero, algo como el amor.
Te soñé yéndote, desde la mañana en que partiste de mi vida. Te imaginé formando tus valijas repletas de eso que éramos y llevándotelo lejos de mí, te sufrí viéndote lejos de mí. Me sentía desnudo, me sentía incompleto, sentía que en esos petates te llevabas lo mejor de mí, lo más lindo. Me di cuenta por fin de lo mucho que me complementabas, descubrí que el cielo no sería lo mismo sin vos, que sin vos, yo no era nada. Te lloré, te maldije, te supliqué que volvieras, pero nada funcionó… eras algo así, como el amor.
Te volví a soñar. Te volví a recrear en mis insomnios de madrugada. Pero ya todo había cambiado. Eras otra, te noté tan diferente, y no me daba la piel para mirarte a los ojos. Te me cruzaste por casualidad y ya ni recuerdo porqué, preguntaste mi nombre: te contesté con el mismo miedo de la primera vez y me quedé en tu mirada, con timidez como si no te conociera. Te descubrí nuevamente, vislumbré a una nueva mujer, madura, consiente, pero por sobre todas las cosas hermosa, que no tenía ni ya una pizca de la que era; incluso tu voz me confundió un momento y no la reconocí al instante. Ni se lo que produje en vos, porque atinaste a preguntar mi nombre y no causó ninguna sorpresa en vos. Cometí el error de mencionar tu nombre, y allí sembré la duda en vos que interrogaste como lo conocía. Imposible olvidar tu nombre, si vos eras, eras algo así, como el amor.

Desperté. Estabas al lado mío. Te abracé, te miré a los ojos, y pregunté:  Alguien te dijo que sos el amor de mis sueños?