5/3/18

Me gusta



Estás con él y aun así no dejas de escribirme, no dejas de decirme vía whatsapp lo mal que la estás pasando, lo que sufrís porque él no te entiende, porque no se esmera en hacerte sentir mujer: que en fin, no sabes ni porque aún te quedas a su lado. Es curioso lo cerca que te siento, estando tan lejos.

Estás ahí con él, en ese resto bar careta comiendo pizza y tomando cerveza, pero me repetís en esos mensajes que te gusta más cuando una vez a la semana, me dejas que entre lata y lata de birra, te amase la masa con levadura, mientras preparas la salsa y coreas una de Las Pastillas. Es curioso que me lo reclames, cuando deberías estar disfrutando.

Ni siquiera me escucha”, dice el último texto que recibo. Se me hace difícil no pensar en ir a hasta donde estés para gritarte que sí, que estoy dispuesto a dejar todo lo que tengo por vos, que sí, que acepto esta oferta tácita de escapar juntos. Es curioso, porque a pesar de todo eso, en lo más recóndito de mí, sé que soy incapaz de hacerlo.

Cuando tengas ganas, nos juntamos y charlamos mejor”, atino a responderte, porque si bien tengo un montón de ganas de verte, no quiero ser juez y parte, en las consideraciones de él. Me decís que sí, que mañana si es posible, que es lo único que te puede cambiar de ánimo. Entre texto y texto, ya imagino la lista de pormenores puntualizando cada error de tu imperfecto novio, y mis diminutos comentarios, que buscan disimular cuan feliz me hace saberlo. Es curioso, porque ya van casi tres años a su lado.
    
En la soledad de mi sábado, ojeo las redes, y en Instagram una foto tuya derrumba toda posibilidad, y hace que lo descripto párrafos arriba, sea ni más ni menos que una catarata de pelotudeces ya sin sentido. Un par de emojis en el pie, se transformaron en dos balas que fueron directo a mi autoestima. Es curioso, porque con un doble click le doy me gusta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario