Un café para dos 🍵👫
Bienvenidos a Un café para dos, un pequeño espacio para contarles reflexiones e historias
5/3/18
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13/2/18
No te cases, ni te embarques
Mientras armaba mi agenda para el día de hoy me percaté que se trataba del primer martes 13 del año asique ni lerdo ni perezoso comencé a indagar en la red acerca de su significado, porque siempre fui un interesado en nuestros mitos y costumbres, más allá del aval lógico que puedan tener.
En primer lugar la mayoría de ustedes lo asociará con la mala suerte, lo que lo hace un día y número a temer, que hasta tiene su propio miedo, la Trezidavomartiofobia.
Pero ¿por qué? ¿desde cuando ese es un número maldito?. En primer lugar debo decir que existen varias teorías sobre ello, por lo que la mía no debe ser tomada como la reina de las verdades. Ahora bien, veamos. Todo parece remontarse hasta la última cena, donde los apóstoles que acompañaron a Jesús eran 12, lo que hace que fueran 13 los comensales. Lo que pasó después es historia conocida.
Es curioso, porque hay leyendas nórdicas (celtas, druidas, normandos y hasta vikingos), que cuentan lo mismo, y también, se lucen con la misma tradición, llevándola a una cena de dioses en el Valhalla (salón de los muertos), donde Loki, el espíritu del mal, era el invitado número 13. Ahora bien, al tratar de expulsar a Loki, el dios Baldr (hijo del Dios Odín, el "héroe" de toda la mitología nórdica) y el favorito de las deidades encontró la muerte. Baldr creía que nada le haría daño por un episodio previo ocurrido en un sueño, pero Loki lo atravesó con una flecha.
¿Será por eso que nadie quiere que seamos trece alrededor de la mesa?
Otros detalles a tener en cuenta con el número son:
- En el Apocalipsis el capítulo donde aparecen el anticristo y la bestia, es el 13.
- En el tarot lo relacionan con la muerte y la desgracia eterna.
- En los sueños (juegos de azar) el 13 significa la yeta, que no es más que una palabra propia del lunfardo y proviene de "jettatura", que alude en napolitano al mal de ojos.
Ahora la cuestión es algo más complicada cuando se habla del día martes, puesto que el único sustento es su vínculo con el planeta Marte, que además de ser el Dios de la Guerra en la mitología romana -Ares para los griegos-, es rojo lo que se asocia con la guerra y la violencia, y como veremos en otras partes del globo, el miedo se centra en el día viernes.
La caída de Constantinopla, por su parte, es el único registro de un evento de magnitudes ocurrido un martes 13.
Este es considerado como día de mala suerte, principalmente en Hispanoamérica, España y Grecia, a diferencia de los norteamericanos que adolecen el Black Friday (crack de Wall Street) Viernes Negro (Viernes 13) o los italianos con su temido Viernes 17 (XVII, es un anagrama de he vivido en latín), día de la semana donde murió Jesucristo.
Esto ha llevado a que muchos edificios por ejemplo no cuenten con su piso 13, o bien filas de aviones, estadios de fútbol, cines y teatros, salten del 12 al 14, pero más nos ha calado por no realizar algún acto de importancia ese, de allí el "No te cases ni te embarques", al tiempo que miles apuestan por hacerlo descreyendo de su poder.
No tiene mayor explicación que esa este refrán popular, puesto que enuncia dos hechos que eran de relevancia suprema en principios de siglo XX como casarse y viajar en barco, puesto que saldrían mal.
No me considero supersticioso, pero si algo mecánico por lo que muchas de las cosas que hago responden a esquemas previos, y en lo que aquí respecta descreo un tanto de esta maldición, y hasta me gusta tentarla de vez en cuando: si debo viajar en colectivo, trato de pedir el asiento 13, y si no el 17, mientras que no me preocupa en lo más mínimo que mis eventos importantes pueden ocurrir ese día de la semana; es mas hasta pienso que quien sugirió ese refrán es alguien que solo quería escapar del matrimonio.
25/5/17
Cuestión de cromosomas
18/4/17
No tiene fecha de vencimiento
Es probable que tus primeros recuerdos estén asociados a tu niñez temprana, a tus 3, 4 o casi con seguridad a tus 5 años de edad. Cabe la posibilidad también que esas rememoraciones te lleven a tu casa, quizás jugando o tal vez en la escuela. Lo cierto es que años mas o años menos, no podemos escindir nuestros primeros "flashes" de esa etapa de nuestra vida.
Realmente es una lástima que no podamos lograrlo antes, que nos cueste evocar momentos previos, como también considero injusto que tardemos casi 20 años (o muchos mas algunos) para madurar nuestros pensamientos y poder observar con mayor claridad, todo en efecto retrospectiva.
Y como no puedo volver atrás el tiempo, ni menos volver a experimentar esos días, juego a imaginarlos, intento recrearlos en una ficción con algún que otro toque de magia, para darle un poco de drama, de suspenso, de romance.
De un modo que parece poco convencional le sumo todo eso que familiares y amigos me cuentan de aquellos minutos y horas donde quisiera volver a verme.
Nobleza obliga el primer flashback me lleva a la madrugada en la que vine al mundo, donde según me dicen hacia frío en una joven primavera. Una pareja en un hospital está nerviosa y dos enfermeras ponen paños fríos con un "Ya llega el doctor". Dicen que era muy lindo, -como todo bebé- y que lloré ni bien abrí los ojos de miel que me brillaban. También dicen que no lloré si no que simplemente puse cara de enfado, de enojado por no poder seguir habitando ese espacio tan cómodo. En fin, versiones encontradas.
Lo que si se es que me sentí con miedo. Con ese miedo que seguro sentiste cuando llegaste a un lugar donde nadie te conoce, y todo lo que digas y hagas será juzgado; donde no sabes que decir para simplemente quedar bien. Donde no te sentis cómodo, donde crees ser poco grato, donde no queres estar.
Y ahí estuvo ella. Me abrazó con las pocas fuerzas que le quedaban y me dió un beso, mi primer beso. Ese beso con sabor a "Todo estará bien", que me transmitió la paz suficiente para que dejara de llorar, aunque ella no parara de hacerlo.
En ese momento hice pie en un mundo al que ni sabía que vendría, no perdí ese temor que tenia, pero créanme que sabía que alguien me ayudaría a superarlo.
En el sentido estricto recién haría pie cerca del año y medio. En el lapsus previo, seguro tropecé varias veces. Un par de chichones y varios raspones en mis rodillas me conectan con aquellas caídas, casi todas inevitables.
Aprender a caminar es de esas cosas que por analogía deben ser utilizadas en la vida misma. El momento en el que se concreta es imposible de impedir, pero no es seguro. Y tampoco se nos da la certeza que será sin problemas a posteriori. Pero si sabemos una cosa, y es que solo intentándolo hasta el hartazgo eso va surgir, y no por decantacion sino por el mero aprendizaje que te produjo cada caída.
¿Caída dije? Seguro fueron más de diez o quince, que importa ahora. Lo que si es de implicancia es que ella siempre estuvo ahí, para decirme que lo hacía mal, para darme la mano y no dejarme caer o si lo hacía, volver a levantarme, aunque sea por enésima vez.
Dos piernas que se mueven no te aseguran nada. ¿De que sirve tenerlas si no sabemos a donde ir? ¿Que tan útil es ese lápiz que tenes en la mano si no tenes un papel donde escribir?
Caminante no hay camino dicen, se hace camino al andar. ¿Y por donde debo andar? A veces el refranero popular es insuficiente y ni siquiera Google tiene la respuesta.
No creo que tenga conocimientos de vialidad, de catastro o de los Atlas que venían con la revista Genio, pero ella supo aconsejarme cual era ese famoso camino. Que en sí no era un lugar preciso, si no varios. Que en sí nunca fue una senda, o una ruta perfectamente delineada que uno debía transitar. No era nada de eso.
Ella me explicó de un modo que lo pudiera entender en aquella época, de un forma amena. Y es muy probable que no lo haya entendido, que tampoco lo haya memorizado demasiado en ese momento, pero hoy que lo veo allá lejos, lo puedo valorar, le puedo dar sentido y hasta juzgarme por no haberlo interpretado antes.
Me dijo que había vicios, y peligros que uno veía (y otros tantos que no) que de alguna forma u otra, venían a sabotear nuestro camino o destino, no recuerdo la palabra en concreto que usó. Que esas cosas eran malas, como el cuco o el hombre de la bolsa, que debería cuidarme solo, y ser autoinmune (seguro que no dijo esa palabra).
Me costó mucho entender eso, darme cuenta que a veces nos rodeamos de personas que encarnan en esos demonios y que llenan de humo nuestros pulmones.
Quizá fue algo tarde pero aprendí a ser selectivo y cuidadoso de todo lo que me rodea, sabiendo discernir lo bueno y lo malo, al menos a priori, de todos. Y eso lo apliqué de ella, de esas palabras que tardé en comprender.
Y como al tiempo nada lo detiene, continuó avanzando, con una prisa que nunca que le pedí. Me fue dando amigos, y enemigos, buenas y malas. Me dio alegrías y me dio soledades. En fin, todavía ninguna cura, asique marco el segundo refrán que voy a desestimar esta tarde.
Quizás lo que más me dolió fue la soledad, sentirme vacío conmigo mismo o estando con alguien más. De seguro eso me llevó a esas reacciones que eran incontenibles, pero que nunca me llevaban a buen puerto. Eran como ataques de desesperación, manotazos de ahogado para intentar reflotar, o tal vez gritos de auxilio, señales simplemente.
Por dentro me estaba muriendo. No le encontraba sentido a las cosas y hasta pensé en darle un final a todo esto de una forma muy cobarde. Pensé en escaparme de toda esa mierda que me rodeaba porque no era mi lugar, porque no estaba cómodo, porque en realidad ya ni siquiera me rodeaban. Porque tardaron en llegar o no llegaron las muestras de afecto, o de cariño que siempre necesité. Porque nunca sentí el calor de ese mensaje si no el frío de la indiferencia. En fin, ya no quiera más nada.
¿Y saben qué? Ella lo impidió.
Se puso en mis ojos, en mi lugar sólo dos minutos. Me escuchó cual psicólogo en primera cita, pero con un par de manos sobre mi cabeza. Me entendió. Por primera vez percibí la empatía que todos me habían negado (¿negado?) y fui más allá, para descubrir que a veces la soledad es un premio, es un regalo que no siempre es grato pero que seguro sirve como punto de partida, como botón de reinicio. Ella me puso el oído y algo más, el corazón cerquita del mio, para que no sólo me calmara si no para que dejara de lado algunas ideas obtusas que caminaban en mi cabeza.
Ese día dejé de llorar a escondidas, dejé de ser un resentido que le escapaba a todo y ocultaba sus sentimientos. Seguro ahora soy más frío pero menos crédulo, más calculador y con menos temperamento pero soy alguien nuevo. No se si el que siempre quise ser, pero ya no pretendo conformar a nadie y estar en equilibrio conmigo mismo, y eso me basta.
Quizá ella forjó esa forma de ser en mi y recién al escribir estas líneas lo descubro, y al mismo tiempo noto casi con seguridad, que ha hecho un millón de cosas más por mi, cosas pequeñas, todos los días, todo el tiempo, que aún iré descubriendo.
Le pido a Dios que me permita encontrarme paso a paso con su recuerdo en cada cosa, o hecho, en cada lugar donde estuvo conmigo, con la única excusa que me disparen en el tiempo hacia esas milésimas de segundo donde me brindó su amor, su tiempo, su compañía. Todo eso, que en ella y para conmigo, no tiene fecha de vencimiento.
2/4/17
Casa
16/12/16
No quiero, no puedo
Reconozco mi error, me equivoqué. No noté, ni valoré la persona que tenia conmigo. No te oí.
Admito que navegué en dudas, que quizás escuché demasiado a los demás.
Lamento no poder reemplazarte, lamento sufrir y recordarte.
Pero lo que más recelo me genera es sentir la culpa, esa sensación de autoflagelamiento que quisiera no sea así.
28/10/16
Punto limite
Hasta acá llegué. Hasta acá me permito soportarte. Es este el final.
Hasta el día de hoy te padecí, le pongo fin a esta mentira, a este sinsentido de dos que llamas amor.
Acabo de cerrar esta etapa, nuestra etapa.
No quiero más que me mientas, que me celes, que intentes superar tus fracasos apuñalando mis sueños. No deseo más ser "de vos", no formo parte de lo tuyo y de tu antojo, hoy rompo esa barrera y salto hacia mi paz, la misma que busqué en vos y que alguna vez encontré.
¡Y como me cuesta! Lucho contra mi, contra esa parte que resiste dejarte ir, con esa faz de mi alma que sigue enamorada y que aún cree en tus mentiras, que aún abraza el pasado y pretende volver.
Hoy quiebro mis miedos más profundos para que no temer mas, hoy quiero crecer, hoy te pongo un límite.
Te digo que me voy y me voy, porque así quiero que sea, porque no te quiero mas, porque no hay más vuelta.
Tocaste el filo, has superado mi paciencia, me enfermaste, me duele y no hay remedio -ni maquillaje- que pueda curarlo, ni palabras que puedan solucionarlo.
18/9/16
Una señal
Oir tu voz me lleva hacia momentos inolvidables de mi vida, es como una cita con la mejor parte de mi pasado. Al escucharte identifico tus notas como si en un pentagrama yo mismo ya las hubiera compuesto, como si ya conociera tu melodia y luego, me sobrepasan tus silencios, me aturden sin que yo entienda nada.
Me maltratan tus palabras cuando hilvanan frases que no quiero escuchar y me derrumbo sin saber donde ir. Me siento solo aunque estés conmigo. Y caigo.
Me caigo.
Pasan unos pocos segundos y me repongo porque tus manos son capaces de volver a levantarme. Te abrazo y acaricio tu pelo entre lágrimas, otra vez siento ese deja vu que, interpretaré como una señal.
1/5/16
Imanes desgastados
Como los imanes se desgastan y ya no se atraen, caimos en la realidad de que ya no éramos compatibles, y que nuestros polos no tenían más fuerzas para seguir uno al lado del otro.
Como un cuento que escribe su final entre lágrimas y moralejas, se desenvolvió el nuestros también llorando y aprendiendo de más. Tu paso dejó, miles de razones en mi para ser feliz, y otras tantas que espero no vuelvan a suceder, pero te aseguro que en la balanza de momentos son más los lindos, que los malos.
Y si la justicia se evidencia con los ojos vendados, así fue que sufrimos lo nuestro. Tardamos demasiado tiempo en darnos cuenta de que habíamos caído en la rutina y el repetir, estábamos estancados en el momento, no avanzábamos hacia más. Se desgastó el amor, ya no había caricias ni abrazos, y el día a día destruía silenciosamente lo poco que lo sostenía.
No todo final debe escribirse entre peleas y mentiras, no siempre debe haber gritos y engaños para saber escapar el uno del otro. Sacado de un diccionario jurídico, pueden existir decisiones consensuadas que puedan dar lugar a que se acabe un vínculo, puede haber claro que si, muestras de honestidad y sinceridad y dar lugar a una conclusión menos dolorosa. Y así fue que dimos coto a algo que nos dolía a los dos, algo que nos hacia mal.
Ahora escapé de tu campo magnético y voy camino a vagar por algun lugar hasta que algún circulo de atracción me atrape, me ciege...